El 2022 va a ser el año de despegue de las finanzas abiertas (Open Banking y Open Insurance). Las regulaciones que avanzan en Europa y, en menor medida, en el resto del mundo, para ampliar los principios de intercambios de datos hablan de que la evolución hacia un enfoque más colaborativo ya comenzó. Ésta es una de las principales tendencias para la banca.
Recordemos que Open Banking es un estándar que permite a los bancos tradicionales exponer datos, algoritmos y procesos a través de API (siglas en inglés por Application Programming Interface, interfaz de programación de aplicaciones). Estas interfaces habilitan a exponer los productos y servicios de un sistema para que se comuniquen y estén disponible para su uso en otros.
Mejor experiencia del cliente
Los bancos digitales llegaron para quedarse. Apalancados en nuevas tecnologías proponen tarifas más bajas y banca móvil cómoda y conveniente. Asimismo, brindan mayor inteligencia y sencillez para realizar operaciones, desde abrir una cuenta hasta recibir un préstamo.
Desde el punto de vista de la experiencia del cliente existe un impacto positivo. Por un lado, la oferta de prestaciones financieras tienden a estar integradas y a simplificarse. También de una provisión cada vez más frecuente de propuestas como servicio. Así, el modelo “As a Service” comienza a consolidarse.
No obstante, queda un largo camino por recorrer. Para que la banca abierta sea una realidad es imprescindible que antes tanto los bancos tradicionales como las fintech adapten su tecnología, diseñen nuevos modelos de negocio y casos de uso innovadores.
La importancia de la sostenibilidad
Según Forrester, el gasto en tecnología de los bancos en 2022 trepará a los dos dígitos, luego de la gran caída experimentada en 2020 y de la recuperación tímida de 2021. No se tratará únicamente de adoptar soluciones, advierte la consultora, sino también de invertir fuertemente en adquirir talento y en sumar desarrollos ya hechos por las fintech.
La sostenibilidad también jugará un rol clave. De nuevo Forrester asegura que el año próximo las empresas de servicios financieros estarán dispuestas a acelerar su velocidad de comercialización de productos y servicios ESG (siglas en inglés por criterios ambientales, sociales y de gobernanza).
Entre otras propuestas, aparecerán préstamos e hipotecas verdes y cuentas corrientes con características de sostenibilidad y seguimiento del carbono. En todos los casos, tecnologías como Internet de las Cosas, inteligencia artificial y big data jugarán un rol clave para que puedan alcanzarse estos objetivos.
La era del dinero virtual
Los pagos digitales también se consolidan, de la mano de un comercio electrónico que continúa en franco ascenso. Según Statista, para 2022 serán utilizados por el 38% de las personas. Al mismo tiempo, las criptomonedas se suben al escenario de los medios de pago con un 15% de encuestados dispuestos a emplearlas a lo largo del año que viene.
Por otra parte, aproximadamente el 40% de las grandes empresas en los Estados Unidos ya han adoptado pagos en tiempo real, porcentaje que continuará en ascenso según un estudio de Levvel Research.
La banca se encuentra en el punto de inflexión en términos de transformación del negocio. El futuro de la industria se muestra sostenible, abierto e inteligente. Y, sobre todo: inmediato.
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