El sistema de salud enfrenta enormes desafíos. Luego de dos años exigido a la máxima tensión, quedaron expuestas muchas de sus debilidades. Entre ellas la escasez de recursos, la presencia de sistemas heredados críticos que obstruyen la innovación y las dificultades burocráticas.
La transformación digital del sector, incluyendo la gestión de los grandes volúmenes de datos almacenados, es la clave para entrar en el futuro de la salud. En puertas de poder ofrecer medicina personalizada, tratamientos más precisos, investigación acelerada y una mejor experiencia del paciente.
El acceso a historiales médicos, material genético e información sobre tratamientos existentes y sobre drogas disponibles tiene múltiples beneficios. Desde poder acelerar el lanzamiento de remedios y vacunas hasta lograr una precisión absoluta en los diagnósticos pasando por el desarrollo de terapias óptimas para cada caso. Y el potencial es infinito si se suma la acción de tecnologías como machine learning, inteligencia artificial (IA) o herramientas analíticas.
La hora de la optimización
Incluso se puede comenzar por lo más sencillo. Historias clínicas basadas en estándares para que un paciente que visita un especialista de un área y luego un profesional de otra, sepa que ambos pudieron tomar decisiones en base a su perfil general. Este tema también es clave para que pueda cambiarse de médico sin mayores dolores de cabeza.
Los datos son clave también para gestionar los recursos. Un punto de mejora es poder impulsar una atención más rápida y evitar errores y superposiciones en los turnos. Otro podría ser la administración de inventarios para que nunca falten los insumos o los medicamentos necesarios en cada momento. La automatización, en este sentido, juega un rol clave para eliminar errores en las enormes -hasta ahora- cargas manuales de datos.
Con una mirada colaborativa, en un futuro los centros de salud hasta podrían compartir profesionales de acuerdo a la predicción de las variaciones de la demanda obtenida también por IA.
El sistema en su conjunto
Uno de los potenciales más grandes que presentan los datos para esta industria es el de desarrollar medidas anticipatorias que ahorren costos y quiten presión sobre el sistema.
Por ejemplo, identificar grupos de riesgo para una enfermedad en una geografía y utilizar esa información para generar acciones preventivas. O entregar herramientas de autoservicio para que la población se autoconcientice y efectúe algunas actividades de monitoreo para anticipar enfermedades.
Y, por supuesto, el tema pendiente más grande a resolver: la centralidad del paciente. Con herramientas digitales es muy sencillo agilizar el proceso de registro, mantener su historia actualizada en un único punto accesible por todos los profesionales (y donde estén indicados tratamientos, estudios pendientes y hasta nuevos turnos) y entregar turnos con mayor celeridad, entre otros beneficios.
Los datos, entre otras características, tienen la posibilidad de hacer que el sistema de salud sea, precisamente, más saludable.
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