Los datos se consolidan como el activo crítico de la organización. A partir de ellos se definen las estrategias, los nuevos modelos de negocios y las experiencias para atraer y retener clientes o empleados; en base a ellos se logra entender el mercado, predecir la demanda y anticipar escenarios.

En este contexto, garantizar que los datos estén disponibles, sean de calidad e íntegros y sean tratados con los máximos privacidad y seguridad es esencial para la continuidad y la competitividad del negocio. De esto se ocupa, precisamente, la disciplina conocida como “gobierno de datos” o “data governance”.

Por lo tanto, el gobierno de datos asegura que la información corporativa no esté en riesgo, que sea precisa y que sea utilizable para alcanzar los objetivos de negocios, evitando los datos erróneos o poco confiables, lo que podría hacer naufragar el proceso de toma de decisiones.

Más beneficios, menos costos

Más allá de los beneficios teóricos del gobierno de datos, se trata de una práctica que impacta de manera directa en la rentabilidad del negocio. Es que, por su propia esencia, esta práctica minimiza los costos y maximiza los beneficios.

Lo hace desde múltiples ángulos. Por un lado, porque permite generar mayores ingresos a partir de decisiones de negocios más efectivas -basadas en información real y confiable- que contemplen las necesidades de los clientes, los cambios en la demanda o las tendencias del mercado.

Incluso es posible anticipar la demanda en base al análisis de los datos históricos y al uso de herramientas analíticas y de inteligencia artificial.

Además, con los análisis adecuados, es posible lanzar no solo productos más personalizados sino también precios competitivos, ya que el gobierno de datos eficiente ofrece la opción de detectar qué tan satisfactorio es el margen de ganancias y de qué maneras puede optimizarse.

Eficiencia y efectividad

Por otra parte, habilita la implementación de procesos más eficientes y efectivos, perfectamente alineados con las necesidades de la organización, lo que repercute en una disminución de los costos y en un incremento de la productividad.

Los gastos también se reducen a partir de la disminución de problemas en las áreas productivas y de operaciones y a la anticipación de fallas en los activos.

Por supuesto, las cosas no ocurren por arte de magia. La implementación de un gobierno de datos exige responsabilidad y esfuerzo. De hecho, para alcanzar una política de gobernabilidad fuerte es esencial que se definan normas y un código de conducta interna que habiliten a todos los colaboradores a adoptar las mejores prácticas en temas de datos.

En resumidas cuentas, un gobierno de datos adecuado permite alinear los datos con las políticas corporativas, el propósito de la empresa y los objetivos del negocio para entregar un enfoque holístico que transforme la información digital en una verdadera fuente de ventajas competitivas.

¿Te interesa conocer cómo un buen gobierno de datos puede ayudar a tu organización a ser más rentable? Contáctanos haciendo click aquí  y conoce más sobre nosotros en nuestras redes LinkedIn y Twitter.