Una visión sobre el enfoque ágil, que no es crítico… pero tampoco complaciente.

En los tiempos actuales, cuando un solo segundo marca la diferencia y como el culto a la «fastfoodology» empuja a actuar sobre cambios rápidos, las organizaciones necesitan adaptarse rápidamente al escenario exigente.

La mecánica Ágil funciona, pero no es infalible.

Si la observas con un buen ojo y un examen agudo, puedes notar que hay algunos conceptos erróneos sobre su naturaleza, dilemas sobre su comercialización y dificultades para su implementación. Su origen y presentación.

Uno de los problemas es que se presenta como una nueva verdad revelada.

A puertas cerradas, existe la certeza para algunos, y la sospecha para muchos de que Ágil es algo más que una nueva palabra de moda… es una vieja palabra de moda. Este tema se escucha en voz baja tanto en los pasillos de las principales empresas como en firmas consultoras.

Los seguidores de esta metodología no siempre saben que se trata de una caja vieja envuelta con un nuevo papel de regalo, en tanto los métodos iterativos e incrementales se remontan a 1957, pero también es cierto que la edad no lo hace intrínsecamente malo en absoluto.

De hecho, Ágil es una técnica con sus años, pero vigente, en tanto más viejo no significa -necesariamente- obsoleto en tanto que, si se trata de un concepto sólido, éste podría ser el fundamento de un paradigma nuevo y mejorado, lo mismo que la Gestión de la Calidad, la Gestión de Procesos y algunos otros casos excepcionales.

Ágil es un método único que, gracias a sus raíces bien fundamentadas y un ajuste continuo, sigue vigente e incluso si está bien conducido hoy podría ser más robusto y más eficiente que nunca. Un método para gobernarlos a todos

Los shows medicinales eran una gira de venta de «curaciones milagrosas» y otros productos. Esos espectáculos eran comunes, especialmente en el Viejo Oeste. Puede que los hayas visto en películas o -para los lectores «millenial»- en el episodio de Los Simpson, cuando Homero y el Abuelo Simpson viajan por todo el país, dando espectáculos de medicina para su afrodisíaco «El Tónico de Simpson e hijo».

Comida Ágil. Método Ágil

El método Ágil aún hoy se presenta -a veces- como un «elixir milagroso», una solución integral para todo tipo de problemas que tiene la capacidad de mejorar los tiempos de ciclo de desarrollo de software, turnaround de proyectos, mejora de calidad de procesos o productos, aumentar la moral de las personas y, además: curar cualquier enfermedad, eliminar arrugas, blanquear manchas y prolongar la vida.

Sí, es un método ágil y tiene muchos beneficios, pero la verdad es que es único más por la contribución a la rapidez de respuesta, que por cualquier otro atributo por el que pueda ser aclamado.

Dado que la velocidad se es imperativa y se convirtió en el centro de gravedad para las preocupaciones gerenciales actuales (me atrevería a decir que aún mas que la Calidad), la promesa de una solución rápida es suficientemente buena y útil por sí misma y Ágil no necesita mucho más como para ser -al menos- interesante.

La aplicación ágil podría (el condicional no es casual) ser universal, podría ser útil en contextos de incertidumbre, su resultado podría entregarse de manera rápida y con una calidad satisfactoria, en tanto se dieran las condiciones adecuadas (y no siempre es así).

El show de deslumbramiento

En los shows medicinales, cada espectáculo solía ser dirigido por un hombre que se hacía pasar por un médico que atraía a la multitud con un monólogo. Los artistas, como acróbatas, hombres musculosos, magos, bailarines, ventrílocuos, intérpretes exóticos y trucos atrapaban la atención del público.

Una de las bellezas que presenta la metodología Ágil es su simplicidad y tal vez su vigencia radica justamente en que es una construcción básica y limpia, como otros conceptos perennes como el ciclo PDCA (que, por cierto, comparte su ADN original con Agile).

Como la mayoría de la gente sabe cuando alguien usa «humo y espejos» es para hacer que algo se vea más interesante -y a menudo más interesante es hacerla masa compleja. Hacer de Agile algo complicado no solo es inútil, sino que también es innecesario, y fundamentalmente contraproducente.

Estos son algunos de los problemas «externos» que Agile presenta y todo esto antes de que comience lo más divertido.

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