En palabras de Martin Cordiano, coach líder de agilidad en Practia. El concepto de agilidad es muy amplio.

 

​»El concepto de agilidad es muy amplio: uno puede ser ágil para cantar, bailar, jugar al fútbol o hasta mover una mano… Lo importante en cada caso es detectar para qué uno necesita ser ágil». Martín Cordiano, Agile Coach en Practia, inició así su conferencia en Practia Talks denominada «Principios y valores de la agilidad para liderar equipos remotos».

El experto afirmó que hoy la agilidad es la clave para liderar equipos remotos. Esta debe ser aplicada para adaptarnos al contexto que nos toca vivir. Él agilista citó a Darwin en relación a que las especies que sobreviven no suelen ser las más fuertes ni las más rápidas ni las más inteligentes, sino las que muestran mayor capacidad de adaptación.

Antes de la aparición del COVID-19 ya se discutía que vivimos en un entorno VICA, siglas por «volátil, incierto, complejo y ambiguo». «Nada es más VICA que el día a día desde la aparición de la pandemia: eso nos obliga a poner más foco del que le veníamos otorgando a la agilidad o comenzar a desarrollar esas prácticas», enfatizó Cordiano. «Consideremos que debimos hacer numerosos cambios de manera forzada: en nuestra cabeza, en nuestra cultura, en nuestra filosofía de trabajo», agregó.

El concepto de agilidad es muy amplio, para empezar a bajar una estrategia de agilidad a la realidad y lograr liderar equipos remotos, el primer paso es distinguir el «ser» del «hacer».  El primero está asociado al cambio de mindset necesario para iniciar un trabajo continuo de adaptación. Buscando la exploración, aprendizaje, motivación y generación de confianza. 

«Está orientado hacia la parte blanda, las relaciones interpersonales y la generación de lazos», define Cordiano. El segundo se vincula a las prácticas y a la cultura de colaboración necesarias para mejorar los resultados y producir la adaptabilidad al nuevo ecosistema. «El ser y el hacer van de la mano: puedo empezar de un lado o del otro, pero si no entiendo que debo enfocar en ambos, la iniciativa queda renga», apuntó Cordiano.

«En el camino a la agilidad no hay fórmula ni receta. Cada uno debería encontrar su propia receta en base a cultura de empresa, la gente o el área de trabajo. En al recorrer el camino y al ganar en madurez, es necesario considerar los valores y principios del manifiesto ágil», señala. Los cuatro valores son: individuos e iteraciones, productos que funcionan, colaboración con el cliente y respuesta al cambio.

«Estos están por encima de otros valores corporativos, como procesos y herramientas, documentación, negociación y seguimiento de plan. Es un error pensar que la agilidad es prescindir de estos últimos: la agilidad no implica no documentar o no tener un plan, sino gestionarlo de una manera diferente», relata Cordiano. A esto hay que incluir prácticas, técnicas o marcos concretos, como Kanban, Custom, Less, Safe, XP o Scrum, entre otros. «Los marcos no son soluciones hechas, como combinar un cable rojo con uno azul y que funcione. Sino cajas de herramientas que deben utilizarse según el tipo del problema, el momento o la cultura y la realidad de una empresa», definió Cordiano.

Tips para implementar agilidad en el liderazgo de equipos remotos:

– Armar células de trabajo. Todos los integrantes deben estar dedicados al 100% a la célula. Eso fomenta el foco y el sentido de pertenencia, define la misión de las personas y reduce la incertidumbre. «Hoy muchos trabajan de manera solitaria, sin el contacto físico que se producía en la oficina, por lo que la dinámica de células resulta esencial: cada uno está sentado en su casa, pero sabiendo a dónde pertenece y qué se espera de él», explicó Cordiano.

– Acuerdos de equipo. En un nuevo modelo   , los acuerdos deben ser colaborativos, no impuestos por un líder o responsable. Incluyen la forma y la reglas de comunicación, las agendas de trabajo y todo lo que pueda aliviar una situación en la que las personas hacen sus tareas en sus casas, con sus familias alrededor. Los viejos acuerdos, como el de trabajar de 9 a 18 y el de reportar qué se hizo en cada minuto, ya no tienen sentido. Los grupos deben ser organizados y autosuficientes. «Existe un concepto de daily meeting muy interesante en el que cada miembro indica a diario qué hizo, qué piensa hacer y con qué está bloqueado», enumeró Cordiano.

 Trabajar en iteraciones (sprint). Con objetivos claros y a corto plazo en lugar de controles horarios. Un esquema de priorización constante: lo que hoy es esencial, en un contexto de tanto cambio, tal vez mañana no sea ni siquiera relevante. Las iteraciones cortas también permiten reacomodarse rápido en ese sentido.

– Reuniones productivas. Las cámaras deben estar siempre abiertas para habilitar la comunicación face to face. Además, trabajar en encuentros más cortos, de 45 minutos. Con intervalos de descanso para ir al baño, tomar algo o incluso fomentar reuniones individuales, como las que se producían alrededor de la máquina de café, en las que se pueda charlar de cuestiones personales.

«El objetivo no es producir un cambio instantáneo, sino ir marcando un camino de mejora y de confianza con el foco siempre puesto en las personas», concluyó Cordiano.

Practia Talks es una serie de conferencias gratuitas en formato de webinar de aproximadamente una hora cada una, sobre temáticas de interés para los líderes. Es parte de las propuestas de difusión del conocimiento de Practia en tiempos de pandemia. Que incluyen también la disponibilidad entre marzo y mayo del programa Practia Academy, con charlas sin costo sobre nuevas tecnologías, iniciativa que sumó más de 1.000 inscriptos.

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