Receta Digital
El CIO de la compañía especializada en la administración y auditoría de la dispensación de medicamentos ambulatorios en las farmacias para obras sociales y prepagas analiza la actualidad de la receta digital.
Luego de años de una adopción somera, obstaculizada mayormente por normativas antiguas, la pandemia destrabó su uso y dejó expuestas todas sus virtudes. Hoy es parte de la vida cotidiana de las personas y tiene aún mucho potencial por delante. En esta entrevista, Pablo Giraud, CIO de Farmalink, analiza el pasado -reciente-, el presente y el futuro de la receta digital.
Pasado
– ¿Cómo influyó la pandemia en la evolución de las recetas digitales?
– El escenario de la pandemia flexibilizó de hecho los usos y las normativas vigentes para la prescripción y la dispensa de medicamentos. Hubo una mayor aceptación de la tecnología en reemplazo del papel, incluyendo la aceptación de firmas no manuscritas o la ausencia del original físico para auditoría o la facturación. Se naturalizó la versión digital como la mejor opción y los prestadores se adaptaron y hasta promovieron su uso, canalizando a sus afiliados a una prestación virtual en todos los casos posibles. En este contexto, se aceleró no solo la utilización de las plataformas digitales para la generación de prescripciones, sino que además se aceleró la legislación vinculada, incluyendo la Ley 27.553, promulgada en agosto de 2020.
– ¿Cuáles fueron los principales desafíos tecnológicos a la hora de acompañar esta situación?
– En Farmalink disponíamos de un servicio de receta con firma digital que utilizábamos con algunos clientes, generada desde teleconsultas y consultorios presenciales. El paciente recibía la identificación de su receta en el celular o podía imprimirla. Luego se validaba en farmacias de manera online en tiempo real, aplicando las mismas reglas de control y auditoría del financiador que para las recetas en papel. La pandemia presentó el desafío de ampliar y estandarizar la prestación de este servicio, incorporar (a través de un proceso de homologación) nuevos emisores en tiempo récord y soportar el crecimiento en volumen de transacciones y en el aprendizaje de la red de farmacias.
A poco tiempo de iniciado el aislamiento pasamos a procesar en cada día la cantidad total de recetas electrónicas del año previo. Entre otros retos, debemos avanzar con la informatización de los médicos para lograr el balance entre el uso de plataformas más complejas (historia clínica, acceso a imágenes y estudios) y las necesidades más básicas de un consultorio (historial, recetas, facturación) o la movilidad del profesional médico. También está pendiente estandarizar algunos elementos de las recetas para facilitar la interoperabilidad entre los distintos sistemas.
Presente
– ¿De qué manera se evitan los fraudes?
– La receta electrónica debe ser validada en línea, por lo que se le aplican las reglas del sistema autorizador (ya en vigencia hace muchos años). Luego está sometida a auditoria con herramientas de business intelligence y big data. En muchos casos se llega hasta la verificación del documento físico. Se aplica mucho conocimiento a la detección de patrones de consumo y la aplicación de ciertos límites, tratando de evitar “falsos positivos”, ya que se trata de una prestación critica. Se trabaja en esto con los auditores de las obras sociales y prepagas. Ciertos tratamientos requieren enrolamiento previo o autorizaciones que forman parte de las reglas de validación en el momento de la venta.
– ¿Qué beneficios brinda su implementación a los distintos actores del sistema?
– La receta electrónica, que contiene la identificación del médico en el sistema emisor, se puede trazar desde el origen, a diferencia del papel, cuyo ingreso de datos se inicia en la farmacia. Además, incluye un ID para facilitar su búsqueda en farmacia y validar que su uso sea de única vez. Para el afiliado, el beneficio es evitar transportar y perder recetas impresas. Y, si tiene credencial con token válido, se evita firmar o completar información al dorso y tiene así una experiencia digital integral. Los eventos de emisión y consumo se informan a la obra social en línea, que puede anticipar su gasto y detectar, por ejemplo, tratamientos no cumplidos por los pacientes.
Futuro
– ¿Cuál es el futuro postpandemia de la receta electrónica?
Su uso seguirá creciendo, fundamentado precisamente en sus ventajas respecto al papel. Observamos que se siguen usando modalidades como fotos de recetas manuscritas, mucho más débiles que el proceso de receta electrónica controlado. Esto último es solo un papel digitalizado, sin origen de emisión ni control en su utilización. La receta electrónica deberá reemplazar esas modalidades de emergencia, y seguir creciendo con la digitalización de los consultorios.
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