Los datos están disponibles: cada visita a un médico, cada turno sacado, cada tratamiento prescripto y cada estudio realizado queda registrado en algún sistema. Desde el fichero en papel del propio profesional hasta la base de datos de un hospital o de un servicio de medicina prepago.
¿Qué ocurriría si toda esa información estuviese interconectada y pudiera visibilizarse en un formato de 360º? ¿Cuán más exacto sería un tratamiento si el médico tiene todos los datos históricos de su paciente, de todas las especialidades, al alcance de la mano? ¿Cuánto más eficiente serían las empresas del sector si pudieran obtener informes sobre costos, inversiones o recursos en apenas un par de clics?
Casos de uso saludables
La integración y la estandarización de sistemas en la industria de la salud provee beneficios multinivel, aún cuando se efectúen en planos específicos o acotados.
Imaginemos una central de turnos de una empresa de medicina prepaga en la que el paciente pueda obtener su cita en un sistema central a través de la web o de una app. Pero que también pueda hacerlo en el hospital, en el consultorio de su profesional de cabecera o a través de WhatsApp. Y que, dado el caso, pueda también modificarla o cancelarla por cualquiera de esas vías, no necesariamente la misma que usó para concertarla.
Estamos hablando no solo de una mejor experiencia general del paciente, sino de una mayor eficiencia en la entrega de turnos, dado que todos los disponibles están visibles en el momento en que se solicitan. Además de una ausencia de errores en el proceso, ya que los datos están centralizados en un único repositorio y se actualizan en tiempo real.
Los desafíos, de guardia
El descripto es apenas uno de los casos posibles de uso. Los mismos principios pueden aplicarse en historias clínicas electrónicas que sean accesibles por todos los profesionales de la salud, incluso en iniciativas personalizadas y preventivas en base al perfil del paciente. Y por qué no, farmacias que ya saben qué tiene recetado la persona que acaba de ingresar y tan solo se lo entrega, sin firmas, troqueles ni papeleos.
Todos los actores pueden beneficiarse de esta interoperabilidad. Se puede lograr una mayor transparencia en órdenes y reembolsos, reducir el fraude o evitar la duplicidad de prestaciones, por ejemplo.
En el camino aún quedan algunos desafíos por superar, desde aspectos culturales muy arraigados en una industria muy tradicionalista hasta cuestiones técnicas. Hacen falta más estándares en el sector, al igual que una mayor cantidad de proyectos de integración, para garantizar que los datos entre los diferentes actores del sistema sean compatibles e integrables.
Sin embargo, más allá de las resistencias y de los obstáculos, el futuro de los sistemas de salud se escribe a partir de una palabra clave: interoperabilidad.
¿Cómo te parece que podrían superarse los obstáculos para avanzar hacia una mayor integración digital de los sistemas de salud? Para saber cómo podemos ayudarte contáctanos haciendo CLICK AQUÍ y conoce más sobre nosotros en nuestras redes LinkedIn y Twitter.