La agilidad acaba de alcanzar la mayoría de edad. Desde aquel 12 de febrero de 2001 en que se presentó el manifiesto ágil, entonces con una orientación clara hacia el desarrollo de software exclusivamente, pasaron 21 años.

¿En qué estado se encuentra hoy la agilidad? Básicamente, se consolida como sinónimo de flexibilidad, un mejor time-to-market y dinamismo para afrontar un mundo VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en el que la capacidad de adaptación y la resiliencia son valores fundamentales para sobrevivir y continuar compitiendo en el mercado.

El primer síntoma de crecimiento es que hoy está lejos de ser un paradigma acotado a la creación de productos digitales. En la actualidad, la agilidad es considerada un medio para alcanzar el modelo de “organización adaptativa”. Rompió las barreras del área de IT para generar impacto en todos y en cada uno de los rincones del negocio.

Del ser al hacer

En el principio, las organizaciones “hicieron” agilidad: es decir, aplicaron un framework y diversas herramientas que le permitieron tener un mejor acercamiento al proceso de desarrollo. Hoy, se entiende que, además, es importante “ser” ágil.

Esto implica un cambio más profundo: para subirse a este camino, es imprescindible avanzar sobre un nuevo mindset en toda la organización. Implica nuevas formas de trabajo, un liderazgo claro que esté alineado con la necesidad de ser ágiles y, ante todo, paciencia.

A diferencia de lo que muchas empresas esperan (o creen) la agilidad no es mágica ni se produce de la noche a la mañana. El Business Agility Report 2021 estima que el tiempo promedio que se requiere para que aparezcan resultados significativos es de dos años, y que el 56% de las compañías encuestadas lleva más que ese tiempo transitando el camino de adopción de la agilidad.

Por lo tanto, es esencial ser consistentes y fieles a la iniciativa original. Son muy comunes las “renuncias” a los seis meses, aún cuando se están observando algunos resultados preliminares.

La era de la madurez

The Business Agility Report también nos trae un detalle del promedio de madurez a nivel mundial: 4.9 puntos sobre 10 posibles. En Latinoamérica la cifra baja apenas un poco: 4.4. 

La pandemia marcó un punto de inflexión en este sentido y está acelerando la madurez: gestión de equipos remotos, proyectos que se desarrollan en simultáneo en diversos países, consumidores volátiles con capacidad de adquirir productos y servicios en cualquier lugar del mundo, la transformación digital que volvió a la TI como un elemento core del negocio…

En Latinoamérica se suma un desafío adicional: la inestabilidad económica, que motiva a las organizaciones a estar más preparadas aún para adaptarse a entornos cambiantes o complejos.

Los nuevos desafíos obligan a una adaptabilidad plena. La agilidad, con 21 años recién cumplidos, deja de ser una alternativa para convertirse en una necesidad del negocio.

En este primer evento virtual regional puedes conocer más sobre la importancia de la agilidad, donde expusieron Sabrina Vázquez Soler (Chile), Martín Cordiano (Argentina) y Gilberto Strafacci (Brasil).

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