En su tercera intervención en este ciclo de charlas gratuitas, Gastón Morales enfoca en la importancia de incrementar el capital creativo y aporta herramientas para estimular al cerebro para que se convierta en un verdadero generador de ideas.

«Un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido». La frase, de la escritora fantástica Ursula K. Le Guin fue la elegida por el experto en neurociencias Gastón Morales para ilustrar la apertura de su tercera charla en el ciclo Practia Talks, denominada «Neurociencias aplicadas a la creatividad y la innovación» y propuesta como un «viaje a lo profundo del cerebro para entender los mecanismos asociados a la generación de ideas».

Para justificar la oración de apertura, Morales planteó un ejercicio inicial: ¿Cuántos usos somos capaces de pensar para un clip en un minuto? El promedio mundial se sitúa entre los 4 y los 6. Sin embargo, explicó el experto, existe un grupo de humanos capaz de determinar en ese mismo período de tiempo hasta 40 usos diferentes. No se trata de expertos creativos, artistas ni grandes pensadores: quienes pueden alcanzar esa hazaña son los niños de primer y segundo grado. Esta «degradación» a lo largo de los años ocurre en buena medida por factores culturales. «Si un chico utiliza 7 páginas para resolver un problema matemático que puede hacerse en tres pasos, seguramente lo terminará menos rápido y obtendrá una peor nota que sus compañeros, pero esa motivación a repetir el recetario que siguen todos es una verdadera asesina de la creatividad», explicó el experto. «El niño se había bajado de la autopista más transitada y eligió un camino cognitivamente más rico, pero fue devuelto hacia los patrones dominantes de pensamiento, lo que genera una poda neural: el corte de los circuitos que dejan de usarse», agregó.

Pero no todo está perdido: la cualidad neuroplástica del cerebro nos permite construir nuevas redes, aún allí donde fueron podadas, a partir de nuevos aprendizajes y pensamientos. «La originalidad es esencial para destacarse en un escenario de saturación como el que vivimos hoy en día», señaló Morales, quien recordó que entre los 10.000 y los 65.000 pensamientos diarios que tiene en promedio un ser humano, el 95% se repite del día anterior y probablemente el mismo porcentaje se reiterará al siguiente. «Así de tristes y predecibles somos», bromeó.

¿Es posible recuperar el cerebro del niño, tan fluido, tan interconectado, sin categorías, límites ni etiquetas? Se puede trabajar. Primero, engañando al cerebro, eligiendo siempre los caminos que no son conocidos, saliendo de la zona de confort. Segundo, tomando consciencia de que la velocidad es enemiga de la creatividad. «Muchas veces le pedimos al equipo de trabajo que lance ideas como ametralladoras: en esos casos solo lo sometemos a que exprima sus patrones de dominantes, pero no estimulamos la aparición de cosas nuevas», dijo Morales, que citó a su colega John Kounios: «la creatividad es la capacidad de reestructurar nuestra comprensión de la situación de una manera no evidente». No se trata tanto de tener distintos puntos de vista como distintas vistas del mismo punto. «Para crear sus parques, Walt Disney se puso en la piel de un niño, en la de un padre y en la de un empleado y creó una experiencia perfecta para cada uno de ellos, lo que significó un enorme esfuerzo cognitivo de empatía», describió Morales.

Por otra parte, es importante no inhibir pensamientos: cuanta más cantidad de ideas, más allá de la calidad, mejor serán las condiciones de base para contextos creativos. Hay que propiciar ámbitos para «mandar fruta» y recién después tamizar y converger hacia las ideas más nutritivas. «El iPad de Apple nació de entre más de 4.000 propuestas, no de 5 ó 6 ideas pergeñadas por dos genios sentados en un bar», destacó Morales.

El especialista también marcó la diferencia entre creatividad e innovación, dos conceptos que suelen fundirse como si fueran uno solo. «La innovación consta de tres pasos: la generación de ideas (y por eso se dice que la creatividad es la madre de la innovación), la selección de la buena y la aplicación de esa idea a un producto, servicio, modelo de negocio, solución o la vida misma», enumeró. «Si no hay implementación nos quedamos en el espacio de los creativos, pero no en el de los innovadores», aportó.

¿Cómo se nos ocurren las ideas? El premio Nobel Erik Kandel desarrolló la teoría de la memoria inteligente. Se parte de la base de que todas las experiencias de la vida se guardan en el cerebro como puntos y que para alcanzar un insight, un momento Eureka, ese instante en el que uno percibe que algo extraño lo invade y aparece una idea o una solución cuando menos se la espera, se necesita alcanzar una conexión poco usual de esos puntos.

El primer paso para eso es prepararse: que el cerebro se entrene en que la idea aparezca, trabajando de manera atenta y concentrada en el plano consciente, cuando predominan las ondas eléctricas beta (los pensamientos son impulsos eléctricos y los de tipo beta son de intensidad media). El tercer paso es cuando una onda eléctrica gamma, de alta frecuencia, envía la información al córtex prefrontal, el área del cerebro encargada de las funciones ejecutivas, para concientizar la idea, escribirla y compartirla con un amigo. ¿Qué falta en el medio? ¿Cuál es el paso 2? La generación de una onda eléctrica alfa, que es la que se produce cuando hay claridad mental: durante la meditación, en la ducha, manejando, en medio de la noche, corriendo, haciendo un asado para los amigos, jugando con los hijos… «La ciencia demuestra que luego de un pico de alfa, relajación, viene un pico de gamma, la revelación, el ‘momento ahá'», definió Morales.

Por lo tanto, la distracción es muy importante, pero siempre es necesario haber hecho la preparación, el trabajo previo en el problema. La actividad de ducharse más, por sí sola, no nos hará más creativos. Un dato: los «momentos eureka» son más probables con el cerebro tranquilo (con menos ansiedad) y una emocionalidad positiva.

En términos de trabajo en equipo, la neurociencia recomienda el modelo híbrido: citar una reunión, advertir el tema a resolver y permitir un brainstorming privado de cada miembro antes del avance colectivo. «Juntarse todos en una sala directamente a ver qué sale es nocivo para las personas que no les gusta la sorpresa, que prefieren reflexionar, probar mucho o equivocarse», sostuvo Morales, quien afirmó que «el modelo híbrido permite una generación de ideas tres veces mayor en cantidad y mejor en calidad».

Otra forma de atacar los patrones dominantes es el conceptual blending: tomar dos elementos sin ninguna relación entre ellos y crear un tercero que tenga propiedades de ambos. «Como esa persona que vio a alguien corriendo, vio una cinta de línea de producción y se le ocurrió inventar la cinta sin fin para caminar o correr en un espacio reducido», ejemplificó Morales.

Para cerrar, el experto mencionó los tres circuitos cerebrales en los que se diferencia una persona creativa:

– El del miedo. En un escenario de incertidumbre, de falta de referencias y de respuesta, no se paraliza, sino que gestiona el temor para lidiar con él y ver las alternativas para pasar al siguiente nivel.

– El de la inteligencia social. Luego de momentos de introspección y hasta soledad, es capaz de seducir a personas que no compartían su punto de vista por su energía y por el delivery de ideas que produce. «La aparición de una persona creativa en una reunión es equivalente a abrir una ventana y que todo se llene de aire fresco», metaforizó Morales.

– El de percepción. Está demostrado que los circuitos neurales de percepción son los mismos que los que usamos para la imaginación: todo lo que limita a una, por lo tanto, limita a la otra. Las personas creativas bombardean su cerebro con estímulos. Ven cosas que nunca habían visto, tocan cosas que nunca habían tocado, huelen cosas que nunca habían olido. «Cualquier novedad libera los procesos perceptuales de la prisión de las experiencias pasadas de las que somos rehenes: destinar tiempo a aprender, leer, formarse, ver cosas nuevas es darle un regalo al cerebro», indicó Morales.

«La creatividad es una habilidad que se puede desarrollar e incrementar hasta en un 50%», concluyó Morales. «La clave está en desafiar continuamente al cerebro».

Practia Talks es una serie de conferencias gratuitas en formato de webinar de aproximadamente una hora cada una, sobre temáticas de interés para los líderes. Es parte de las propuestas de difusión del conocimiento de Practia en tiempos de pandemia, que incluyen también la disponibilidad entre marzo y mayo del programa Practia Academy, con charlas sin costo sobre nuevas tecnologías, iniciativa que sumó más de 1.000 inscriptos.

INSCRIPCIONES
http://www.practia.global/practia-talks/