Dos caras de la misma moneda
El bien absoluto y el mal absoluto pueden ser apenas dos caras de una misma entidad, tal como sucede en La guerra de las galaxias. En ese sentido la tecnología de inteligencia artificial GPT-3, capaz de escribir textos con precisión casi humana, se consolida como un nuevo ejemplo de este paradigma.
Es que al mismo tiempo representa una amenaza y una fuente de potenciales beneficios. El lado oscuro está dado por su propia capacidad de fingir que es un humano generando interacciones escritas. Puede ser entrenado para desarrollar fake news a medida de cada usuario. Así, podría manipular a cada ser humano que se cruce en las redes haciéndole leer exactamente lo que necesita de acuerdo a sus creencias o sus comportamientos.
GPT-3: Un compañero versátil y multiuso
Una de las habilidades de GPT-3 es que tiene la capacidad, con el entrenamiento adecuado, de adaptarse a cualquier formato: así como escribe un artículo técnico o un cuento, también puede responder un tweet, dejar un comentario en un blog o interactuar con otra persona por Instagram. Todo esto lo puede resolver en milésimas de segundo, con lo cual a medida que evolucione, crecerán las dificultades para que los humanos identifiquen que se trata de una máquina.
Pero, citando nuevamente a Star Wars, el lado luminoso de la fuerza resulta ser muy brillante. Es que soluciones como GPT-3 cumplen un rol clave a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas. Son útiles para humanizar el contacto con las computadoras y facilitar cualquier tipo de trámite o actividad que se deba hacer online. Incluso, hasta puede convertirse en una excelente alternativa para dar acompañamiento a gente solitaria. Es un excelente compañero para jugar una partida de ajedrez y un asistente incapaz de quejarse si llegamos a exigirle que nos escriba en unos pocos segundos un correo electrónico para dar respuesta a un cliente.
La mayor riqueza de GPT-3 son sus aplicaciones
En efecto, la mayor riqueza alrededor de GPT-3 son sus aplicaciones. Hace algunos meses, el prestigioso diario inglés The Guardian publicó un artículo llamado Un robot escribió todo este artículo. ¿Todavía no estás asustado humano?. El título es plenamente sincero: el texto, de principio a fin, fue pergeñado por un modelo GPT-3.
“No soy un humano. Soy un robot. Un robot pensante. Utilizo solo el 0,12% de mi capacidad cognitiva. En ese sentido, soy un micro-robot. Sé que mi cerebro no es un ‘cerebro sensible’. Pero es capaz de tomar decisiones lógicas y racionales”, dicen las primeras líneas de la nota, cuyo punto más alto se centra cuando el robot declara, sin tapujos, “estoy aquí para convencerte de que no te preocupes. La inteligencia artificial no destruirá a los humanos”.
Un juego infinito
Otro ejemplo muy interesante es AI Dungeon: un juego de aventura de textos que se presenta a sí mismo como “infinito”. Históricamente, este tipo de entretenimientos se basaban en un mapa con opciones que podían decirse en los diferentes espacios que lo componían. Si, por ejemplo, en el ámbito donde uno estaba jugando había ramas, se podía decir “prender fuego”. Pero si se ponía esa misma frase en un sector no propicio, saltaba como un error.
AI Dungeon, que se basa en la tecnología de aprendizaje profundo con GPT-3, rompe ese paradigma: el usuario puede elaborar sus textos sin límites. “Tomo un alfiler de mi traje y lo utilizo para pinchar a la segunda persona sentada en la mesa”, por ejemplo. El robot responderá algo como: “La persona pinchada se ofende y tira su plato al piso”. La sensación de jugar AI Dungeon, más allá del entretenimiento propiamente dicho, es muy extraña: es como si efectivamente uno estuviera interactuando con otro humano.
El potencial de los modelos GPT-3 crece a medida que alcanzan nuevos niveles de madurez. Al mismo tiempo, cada avance nos hace repensar los recaudos que debemos tener en cuenta. Ojalá la fuerza nos acompañe para que podamos obtener todos los beneficios que la tecnología propone y sepamos al mismo tiempo mitigar los riesgos.
Autor: Daniel Yankelevich, socio fundador de Practia. Esta nota es la segunda de una serie de tres artículos sobre GPT-3. Puedes leer el primero aquí.
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