Recientemente detallamos la historia de blockchain o cadena de bloques: un sistema descentralizado que construye registros digitales inviolables para transacciones entre múltiples partes. En esta ocasión, la idea es entender la actualidad de esta tecnología y cuáles son los principales desafíos que enfrenta de cara al futuro.
Una tecnología capaz de transformar industrias
Una de las aristas positivas de blockchain es la forma en que abre oportunidades con el potencial de modificar industrias completas. Desde la simple gestión de contratos inteligentes, con un nivel de inviolabilidad y transparencia absolutos, hasta la compleja trazabilidad de la producción de diamantes, para garantizar que cada pieza está libre de trabajo esclavo, contrabando y otros delitos.
También podría ser la panacea de quienes investigan el lavado de activos: cada movimiento es rastreabre e inalterable. Lo que se registró, no se puede deshacer ni modificar. Incluso puede ser útil para controlar que no se rompa la cadena de frío en el traslado de alimentos, para cualquier intercambio de activos que requiera del control de múltiples participantes o incluso para registros a gran escala, como pueden ser los de inmueble o los automotores de alguna ciudad o país.
Cualquier actividad económica, financiera, científica o social que requiera información fidedigna y garantía de transparencia puede encontrar en blockchain un aliado. Entre los beneficios adicionales se cuentan una mayor eficiencia y hasta una baja en los costos, si se considera que para la mayoría de las transacciones descriptas es posible eliminar intermediarios.
Los grandes desafíos de blockchain hoy
Pero, se sabe, nada es perfecto y blockchain también tiene desafíos que enfrentar. Hay especialistas que sostienen que algunas implementaciones de blockchain suponen un riesgo por el altísimo consumo energético que provocan. Es el caso del Bitcoin, la criptomoneda que se hace más famosa a medida que su cotización rompe techos.
En este caso, para evitar monedas falsas y duplicadas, se exige a los “mineros” que resuelvan complejos acertijos matemáticos para concretar una transacción. Para lograrlo, deben ejecutar computadoras muy poderosas, especialmente diseñadas para este fin. Quienes alcanzan el resultado, reciben una bonificación. En Bitcoin, por supuesto.
Esto es lo que hace a esta criptomoneda extremadamente segura. Pero la alta competencia por descifrar los nuevos acertijos eleva el consumo energético hacia las nubes. Tal es así que investigadores de la Universidad de Cambridge aseguran que es más alto que el de Países Bajos. Y se estima que la huella de carbono que produce -irónicamente- es comparable a la de toda Nueva Zelanda.
Seguramente, el blockchain podrá resolver estos desafíos y apuntará a encontrar su punto de equilibrio para dar rienda suelta al infinito abanico de oportunidades que presenta y para limitar los elementos negativos. ¿Está tu empresa evaluando algún modelo de implementación de blockchain? ¡Te leemos en nuestro Twitter!
Aquí puedes leer la primera entrega de esta serie.